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LAS SOLUCIONES DE LA CRISIS LECHERA

  • Guillermo García Parra
  • 27 jul 2015
  • 6 Min. de lectura

El gobierno de Juan Manuel Santos ha hecho poco para remediar las causas estructurales de la crisis agraria del país, y, por eso, es predecible y justo que, por ejemplo, los productores de leche de Ubaté se estén organizando para manifestarse en Bogotá el lunes 27 de Julio de 2015. Ese día, esperan concentrarse en el Parque Nacional y regalar leche para protestar por los bajos precios que reciben por este líquido, los excesivos costos de producción a que están sometidos, las importaciones de leche extranjera con la que actualmente tienen que (y no pueden) competir y el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos que ha facilitado tales importaciones. Los lecheros, además, le pedirán al gobierno que promueva la compra de leche nacional y medidas efectivas para recuperar el sector. No son los únicos. Productores agrícolas de múltiples sectores que ya han salido a protestar este año examinan la posibilidad de hacer otro paro nacional, argumentando que el gobierno no ha cumplido las promesas que les hizo el año pasado. Así, durante las últimas semanas, mientras que un agresivo Ministro de Agricultura descalifica las protestas con la falacia de que obedecen a intereses electorales y niega que el gobierno le haya incumplido a los campesinos, movimientos sociales, movimientos campesinos, partidos políticos y políticos que se oponen a la internacionalización de la economía colombiana y que critican la política agropecuaria del presidente Santos, se unen a las protestas.


De nuevo se equivoca el gobierno, se equivocan los opositores a la apertura económica y aciertan los campesinos. La situación de los productores lecheros muestra que el gobierno, incapaz de arreglar el problema estructural que afecta al agro, se lava las manos aplicando paños de agua tibia. Por su parte, los adversarios de la apertura económica se aprovechan de la situación para malinterpretar la crisis de los productores agrícolas de leche y sugerir medidas que no la remediarían. ¿En qué consiste el problema estructural agrícola? ¿Y cómo afecta a los lecheros? Dicho problema consiste en que la producción de bienes agrícolas no es rentable (o, dicho de otra manera, no produce beneficios) debido a los efectos de cinco factores singulares, a saber:


(1) La débil infraestructura nacional, que multiplica los costos de producción, transporte y distribución;

(2) La marginación de los productores agrícolas del mercado y los débiles mecanismos de apoyo a la producción nacional;

(3) La ineficacia de las medidas económicas aplicadas durante las últimas cuatro décadas para modernizar el aparato agrícola;

(4) El hecho de que los productores agrícolas internacionales contra los que compiten los nacionales sean más competitivos y estén protegidos por sus gobiernos de las exportaciones foráneas;

(5) Las políticas agrícolas de los últimos gobiernos, que abarcan un conjunto de medidas asistencialistas que poco influyen sobre la estructura productiva agrícola.


Debido al concurso de estos factores, la producción agrícola no es viable ni eficiente. Los factores (1) y (2) impidieron que en su momento funcionara la sustitución de importaciones. Un país donde el transporte de los productos agrícolas es carísimo, donde no se respetan los derechos de propiedad, donde es casi imposible que los campesinos más pobres adquieran propiedades y creen empresas, donde existe una de las mayores concentraciones de la tierra del planeta, donde el crédito es escaso e inaccesible para la mayoría de los productores agrícolas… Un país así no puede conquistar su mercado interno y producir excedentes para exportar. Los factores (4) y (5), que están más asociados a la apertura de la década de 1990, agravaron el problema. Evidentemente, obligar a competir a los agricultores nacionales con los extranjeros sin aplicar medidas eficaces para incluirlos en el mercado como plenos productores, equivale a someterlos a términos y condiciones injustas de intercambio. Al mismo tiempo, los últimos gobiernos han implementado programas como Agro Ingreso Seguro o Desarrollo Rural con Equidad, los cuales no sirven para mucho pues no abarcan medida estructural alguna. Estos son, en realidad, programas asistencialistas que consisten en dar muy pocos recursos a muy pocos campesinos, mientras que se subsidia a las compañías agroindustriales, se obliga a los campesinos a asociarse con estas compañías, y no se hace nada para cambiar las condiciones que influyen en la emergencia de los factores (1), (2) y (3).


La inviabilidad de la producción agrícola se manifiesta, en el caso de la leche, en que los productores están produciendo más leche de la que pueden comprar las empresas que la procesan. Pero eso no es todo. Estas empresas están pagando el litro a un precio muy bajo–la cifra oscila entre 750 y 900 pesos-, el que se sitúa casi al mismo nivel –a veces incluso debajo- que los costos de producción y transporte. Los campesinos perciben este precio como injusto; la bolsa de leche cuesta aproximadamente 2.000 pesos en un supermercado, así que solo pueden ganar, por cada litro que se venda en el mercado, el 50% de lo que ese litro le cuesta al consumidor. Para agravar el problema, Colombia está importando bastante leche barata importada, lo que disminuye la cantidad de leche nacional que se vende en el país. Merece la pena observar, sin embargo, que el hecho de que los campesinos produzcan más leche de la que les compran no significa que estén produciendo lo mismo que otrora. De hecho, los campesinos están produciendo menos leche que antes, pues algunos han quebrado y otros prefieren producir menos leche que regalar los excedentes que no pueden vender.


La protesta de los lecheros está completamente justificada. El análisis anterior muestra que, en Colombia, la producción de leche está afectada por situaciones de competencia imperfecta. Como no es el mercado sino el gobierno y unas poquitas empresas pasteurizadoras las que fijan los precios de compra de la leche, los lecheros venden la leche a precios muy bajos. Esta situación se ve agravada por el hecho de que, debido al problema estructural de la agricultura, los lecheros no son competidores plenos en el mercado, si bien no están excluidos del mismo. Me explico. El problema de los lecheros se solucionaría si los lecheros encontraran nuevos compradores de leche sin pasteurizar, o, dada la sobreabundancia de este tipo de leche, si ellos mismos la pudieran procesar e inventarse nuevos productos y venderlos en el mercado, suprimiendo así la intermediación de las empresas pasteurizadoras. Pero los lecheros no pueden hacer esto. ¿Por qué? Es fácil: porque el Estado no los ayuda ni los deja. Si bien en el papel el Estado les permite a los lecheros que creen empresas, en el caso de que trataran de hacerlo, los lecheros se encontrarían con sus gigantes tasas de interés, con sus condiciones de apoyo, las que la mayoría de ellos no puede satisfacer, con la competencia subsidiada extranjera, y, además, con la falta de apoyo técnico y de educación de calidad. Los lecheros no son productores agrícolas plenos. Como no pueden acceder a créditos gubernamentales, comprar tierras, realizar mejoras técnicas y tecnológicas, ni formar empresas sólidas y viables, entonces no pueden tomar decisiones respecto a la producción de la leche que vayan más allá del ordeño. Los lecheros solo son ordeñadores al servicio de las empresas pasteurizadoras, no productores que pudieran aspirar a modernizarse, a investigar, a innovar, a añadir valor y a competir internacionalmente.


Los opositores de la apertura económica explican la baja rentabilidad de producción de leche como derivada de los Tratados de Libre Comercio. Se equivocan. Sin estos tratados, el costo de vida de los colombianos se incrementaría demasiado, pues tendríamos que pagar productos mucho más caros a productores menos competitivos que los internacionales. Además, no es cierto inequívocamente que sin el tratado las condiciones económicas de los lecheros serían mejores. Lo más probable es que las grandes empresas que controlan la pasteurización y distribución de la leche ganarían mucho más beneficios y los lecheros permanecerían casi en las mismas condiciones. En realidad, la producción de la leche es inviable debido a que el Estado estimula condiciones de competencia imperfecta, incumple sus funciones, protege a los intermediarios y diseña y aplica medidas macroeconómicas y programas agrícolas ineficaces. Dada esta las medidas tomadas por el Ministro de Agricultura (promocionar la leche nacional u ofrecer al ICBF para que la adquiera), no resuelve el problema de fondo: la ineficiencia de la estructura productiva nacional, debido a la incapacidad del Estado para establecer condiciones de competencia perfecta.


Me da la impresión de que la solución que he propuesto es heterodoxa e inviable. Desde luego, en Colombia, un país donde el campesino es minusvalorado y tratado como ciudadano de segunda categoría, suena extraño la afirmación de que el Estado puede solucionar la crisis de los productores lecheros si por fin empieza a cumplir sus funciones adecuadamente, propicia condiciones de competencia perfecta en el mercado de la leche y resuelve el problema estructural del agro. Cuesta imaginarse a los lecheros como productores que pueden tener las mismas aspiraciones de los accionistas de los big business. Pero eso es lo justo. El gobierno quiere resolver el problema con asistencialismo y los opositores al gobierno y los gremios agrícolas con más intervencionismo. Ambos son paternalistas. No creen que los lecheros puedan ser productores plenos.

 
 
 

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